El chaval, que se encontraba solo en su casa, fue rescatado por la policía, que se enteró de lo ocurrido gracias a la llamada de un vecino que había oído gritos de auxilio procedentes de una vivienda contigua.

De acuerdo con las mencionadas fuentes, la primera exploración médica revela que el muchacho tiene maguladuras por todo el cuerpo. Por su parte, la madre y la tía han justificado su acción alegando que se trata de un chico muy conflictivo.

Un vecino de un inmueble situado en la calle Valdecaleras número 18, del distrito madrileño de Hortaleza, avisó a la policía de que oía desde hace un rato gritos de auxilio provenientes de una vivienda contigua.

Los agentes acudieron al lugar indicado y oyeron voces que parecían de un menor. La puerta de la casa, de donde procedían los gritos, estaba cerrada. Aviaron a los bomberos para derribarla, pero, al instante, llegaron dos mujeres que dijeron residir en esa vivienda.

HEMATOMAS

Los funcionarios entraron en el lugar y descubrieron, atado de pies y manos, a un muchacho de 13 años, hijo y sobrino de una y otra. El menor fue atendido en un centro médico, en el que han certificado que sufre hematomas en distintas partes del cuerpo. La víctima fue trasladada al GRUME y las dos mujeres quedaron detenidas.

Según las investigaciones policiales, el muchach es conflictivo y anoche fue recogido por un vehículo policial en una estación de ferrocarril.

La madre lo echó de casa y el muchacho estuvo merodeando por un parque cercano. Posteriormente, intentó entrar en su casa por dos veces, aunque la madre se negó y sólo le admitió a la tercera vez.

A las 6.30 horas de la mañana, la madre y una hermana de ésta que vive con ella se levantaron y tuvieron un nuevo enfrentamiento con el menor. La tía llegó, según parece, a azotarle con la goma del butano. Finlmente, como tenían que ausentarse, decidieron dejarle atado de pies y manos a una silla.