Esta iniciativapretende evitar la degradación de esas zonas a través de la prohibición de la caza con perdigones de plomo en zonas húmedas, en las que cada año habitan temporalmente miles de aves migratorias de un gran número de especies diferentes, además de las que nidifican en ellas, para impedir su envenenamiento.

La forma esférica, el tamaño y la dureza de los perdigones, los hacen muy apetecibles para muchas anátidas, que normalmente llenan su molleja con piedras de las mismas características para triturar losalimentos que ingieren.

La prohibición se extiende a los humedales y embalses incluidos en aquellos espacios naturales protegidos y zonas de especial protección para las aves de la región. Afecta también a sus áreas perimetrales, entendiendo como tales una banda de 100 metros de anchura alrededor de los mismos.

Aunque en Madrid la caza de aves acuáticas está prohibida, este nuevo decreto ayuda a la conservación de las mismas mediante la protección de su hábitat, dijo Cobo.