Poco después de la una de la madrugada, una vecina del citado inmueble llamó a la policía para informar de que un vecino de la novena planta del edificio le había pedido ayuda porque unos desconocidos querían matarle.

Un coche radiopatrulla acudió al lugar de los hechos, pero los agentes no observaron ninguna anomalía. Posteriormente, subieron hasta la novena plant, al supuesto domicilio del amenazado, y la esposa de éste entreabrió la puerta y explicó a los funcionarios que su marido estaba muy alterado y nervioso.

Mientras mantenían esta conversación, los agentes oyeron varios disparos, al parecer efectuados en la calle. Bajaron rápidamente a comprobar lo que ocurría y observaron que en la azotea de la finca contigua se encontraba un hombre que se estaba descolgando hacia la terraza del último piso, una sexta planta.

Cuando los agentes se disponían a entar en el edificio contiguo oyeron un fuerte golpe. El hombre se había precipitado al vacío y estaba malherido en el suelo. Un equipo del Samur le prestó los primeros auxilios.

Los policías inspeccionaron la terraza del edificio y hallaron, bajo un tejadillo, una escopeta de caza semiautomática, del calibre 12; una bolsa con 19 cartuchos del mismo calibre y una cazadora. En uno de los bolsillos había una cartera con la documentación a nombre del herido.

Según las primeras hipótesis policiales, el óvil del incidente puede tener su origen en una venganza o ajuste de cuentas, ya que el herido tiene antecedentes por 10 delitos contra el patrimonio y tráfico de drogas.