El accidente tuvo lugar en un paso de cebra frente al número 88 del mencionado paseo, a las 5 de la mañna. Sólo dejaron una pista: unos trozos de cristales y el piloto delantero izquierdo. Examinados esos restos, los funcionarios llegaron a la conclusión de que correspondían a un turismo de la marca Audi, modelo A-3.

Tras varios días de pesquisas dieron con el coche, que estaba a punto de ser reparado en un taller del barrio de Santa Eugenia. Presentaba un fuerte golpe en el parachoques delantero, parte izquierda, daños en el capó delantero, rotura de luna por hundimiento, abollamiento de techo, roturadel faro delantero izquierdo y pérdida del piloto del mismo lado.

El conductor resultó ser el hijo de su propietaria, que previamente había declarado a la policía que había prestado el coche la noche del 31 de octubre a su hijo para ir de copas y que le habían dado un golpe cuando estaba aparcado en los alrededores de la calle Serrano, por lo que estaba siendo reparado.

Se trata de Pablo V.G., que conducía acompañado de Fernando S.S., ambos de 19 años. Declararon que al producirse el accidente le invadió un pánico que les impidió detenerse y narrar después lo sucedido. Ambos carecen de antecedentes.