Las líneas de alta tensión, por las que pasan entre 15.000 y 380.000 voltios, generan unos campos magnéticos que algunos científicos dicen que podrían acarrear daños a la salud de las personas que viven en las cercanías.

El Consejo de Gobiero de Madrid aprobó ayer un decreto que establece la obligatoriedad de que las redes de alta y baja tensión sean subterráneas en todas las nuevas actuaciones urbanísticas que se realicen en la región.

Por lo que se refiere a las líneas eléctricas aéreas ya existentes, deberán instalarse bajo tierra o modificar su actual trazado, debido a los posibles perjuicios que pueden tener para la salud de los ciudadanos y el medio ambiente.

Para el desarrollo y ejecución de dichos planes, las administracione competentes deberán suscribir en el futuro convenios con los titulares de las líneas.