Según informó hoy la Guardia Civil, los agentes detuvieron a P.R.R., de 52 años, y a M.R.R., de 59, a los que consideran responsables del abandono de los cadáveres. Ambos están acusados de un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente, así como e desobediencia grave al incumplir la resolución emitida por la Fiscalía de Medio Ambiente sobre la prohibición expresa del uso del ganado en el embalse.

La acumulación de ovejas muertas estaba produciendo una situación de riesgo directo de propagación de enfermedades en las demás cabañas ganaderas de la zona, con el consiguiente perjuicio a la salud pública, no sólo por las enfermedades transmisibles a los humanos, sino también por la degradación manifiesta del medio ambiente.

El descubrimiento e realizó cuando la Guardia Civil investigaba unas irregularidades denunciadas contra unos ganaderos que movían 2.550 cabezas de ganado ovino y unas 300 de ganado vacuno que a lo largo del tiempo habían generado diversos daños al ser introducidas por sus dueños en fincas de propiedad ajena. Además de los daños producidos, esta situación estaba provocando malestar entre los vecinos de la localidad, agravándose esta situación al utilizar como redil y establo del ganado una zona en las proximidades del embals.