El vídeo-clu pirata estaba situado en la calle Montera y funcionaba como un establecimiento de alimentación, en cuya trastienda se encontraba el estudio donde se realizaban las grabaciones.

El hallazgo de este estudio tuvo lugar hacia las seis de la tarde y fue casual, ya que la Policía Municipal pretendía realizar una simple inspección administrativa. Durante el registro fueron requisadas un total de 1.050 cintas, 4 aparatos de vídeo con sus correspondientes televisores y una antena parabólica.

Según la Polcía Municipal, las películas eran distribuidas entre los ciudadanos árabes residentes en España. Por el momento se desconoce si el vídeo-club pirata tenía ramificaciones en otras provincias españolas.