Según el mismo comunicado, la implicación del detenido parece probada en, al menos, ocho casos. El botín en cada uno de los casos rondaba entre 50.000 y 150.000 pesetas.

Los funcionarios encargados de la investigación estaban tras la pista de Argileo Emilio desde hace unos meses, ya que se habían presentado cuatro denuncias en la Comisaría de Chamartín que lo implicaban en hurtos cometidos contra jubilado.

En las cuatro denuncias se describía siempre el mismo "modus operandi": en colaboración con otros dos individuos, aún sin identificar, él mismo u otro de sus cómplices accedían al interior de entidades bancarias a la espera de que alguna persona mayor hiciera un reintegro.

Cuando el cliente abandonaba la sucursal, la víctima era "marcada" y seguida hasta un lugar idóneo, donde le manchaban con yogur o con algún producto similar para, a continuación, ofrecerse solícitos a limpiar la mancha. Mienras uno de los delincuentes le distraía, el otro le vaciaba el bolsillo, al tiempo que le quitaban la mancha.

En el curso de la investigación se supo que habían sido presentadas otras cuatro denuncias similares, una en la comisaría de Moratalaz, dos en la de Salamanca y la cuarta en la de Retiro. En éstas también coincidían las fechas de los delitos: normalmente a finales de mes, cuando se ingresan las pensiones.

Con todos estos datos y con la descripción de los autores, el M.I.P. II de Chamartínestableció un dispositivo de vigilancia en las zonas más frecuentadas. Así, esta semana, finales de mes, los agentes localizaban en el número 130 de la calle Cartagena, con dos yogures en los bolsillos, a Argileo Emilio, quien ha sido identificado por las víctimas como uno de los autores de los hurtos.

Las investigaciones para localizar y detener a los otros dos compinches continúan abiertas. Argileo Emilio tiene dos antecedentes, uno por un delito de hurto y lesiones y otro por hurto. Ha pasado ya a isposición judicial.