Se trata de María Ovidia O. B, de 53 años; sus hijos William de Jesús y Marta Cecilia V. O., de 32 y 28 años, respectivamente, y Wilson O. G, de 33.

odos residían en un piso alquilado en el número 4 de la calle Mirlo y hace unos meses habían formalizado, con nombres falsos, los contratos de dos líneas telefónicas. El desmesurado consumo de llamadas internacionales puso en alerta a Telefónica, que denunció en comisaría el posible fraude.

Los funcionarios comenzaron las investigaciones y, una vez confirmadas las sospechas y con el correspondiente mandamiento judicial, entraron ayer en el piso y detuvieron a los presuntos autores de la estafa.

L inmensa mayoría de las llamadas se realizaban a países centroamericanos y sudamericanos. Se utilizaban tres procedimientos: el cobro revertido, llamadas desde los mismos teléfonos de la vivienda o mediante derivaciones a un móvil. Los defraudadores cobraban mil pesetas por diez minutos de comunicación.