Por las investigaciones de funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía se tuvo conocimiento de la existencia en la localidad de Móstoles (Madrid) de dos pisos que eran frecuentados por numerosos ciudadanos orientales, otro piso en Madrid donde se registraba un trsiego similar y un tercero en la localidad madrileña de Colmenar Viejo.

Registrados los domicilios, con la correspondiente autorización judicial, los policías arrestaron a 20 personas en las localidades de Móstoles, Madrid y Colmenar Viejo, dieciocho de origen chino, uno de Singapur, y una española.

Entre los efectos intervenidos había 59 pasaportes falsificados o preparados para su falsificación, la mayoría robados a ciudadanos japoneses, varias tarjetas de residencia, permisos de conducir, sells y tampones para realizar las falsificaciones y tres millones de pesetas en dólares americanos y otras divisas extranjeras.

MODUS OPERANDI

La organización desarticulada captaba a los inmigrantes en su país de origen, China Popular, entre las capas sociales más humildes, con un alto grado de analfabetismo, prometiéndoles un trabajo digno en España o en otro país de la Unión Europea, Estados Unidos o Canadá y la documentación necesaria para permanecer legalmente en ellos.

El coste del viaje suel ser, al cambio, de unos dos millones de pesetas por persona. Una vez en España, estos inmigrantes son recibidos por miembros de las redes, los cuales destruyen u ocultan los pasaportes chinos que portan, orientándoles para que soliciten la condición de asilado o refugiado. Si ésta es denegada les facilitan un pasaporte de los falsificados.

Los pasaportes se falsifican a partir de documentos originales robados que son enviados a Bangkok (Thailandia), junto con las fotografías de su futuro usuario. En icho país proceden a su falsificación, utilizando técnicas muy sofisticadas, tales como la digitalización de la fotografía del interesado.

A la entrega de estos pasaportes ya falsificados al interesado, los miembros de la red solían cobrar otro millón de pesetas aproximadamente. Como normalmente los clientes suelen carecer de medios económicos para hacer frente a estos pagos, se ven obligados a trabajar en condiciones deplorables en negocios que son propiedad de las "mafias" hasta conseguir satisfacerla deuda, con sus correspondientes intereses.