Según informó hoy la Jefatura Superior de Policía, el suceso tuvo lugar a las 19,30 horas de ayer, cuando un joven toxicómano se subió sin billete a un autobús de la línea 25 de la EMT en la Vía Carpetana.

El conductor, Javier I. G, de 42 años, respondió de forma airada y violenta al joven que intentaba introducirse en el autobús sin pagar. No sólo le impidió la entrada en el vehículo, sino que, ante la sorpresa del resto de viajeros, le golpeó violentamente.

Alguno de los pasajeros que presenciaron los hechos avisaron desde su teléfono móvil al 091. Cuatro minutos después de recibirse la llamada, según la Policía Nacional, dos vehículos "Z" acudieron al lugar de los hechos. El conductor, se negó a identificarse e insultó a losagentes reprochándoles su tardanza.

Ante la actitud de Javier I. G. uno de los policías se colocó delante del autobús para tomar la matrícula y el número de identificación, momento que aprovechó el conductor para poner en marcha el vehículo, intentando arrollar al agente.

Los policías tuvieron que esgrimir sus armas para que se detuviera el autobús y evitar así el atropello de su compañero, aunque sólo lograron que se detuviera cuando cruzaron uno de los cohes "Z" en la calzada.

En ese momeno, Javier bajó de la plataforma y le dio una patada en los testículos a uno de los policías. A continuación, se dirigió hacia el otro y le propinó un puñetazo en el oído. A pesar de la agresividad del conductor, los policías lograron reducirlo e introducirlo en uno de los coches-partulla, donde la emprendió a golpes con las puertas, desencajando una de ellas.

En la casa de socorro en la que fue atendido de las lesiones que se produjo en el forcejeo, Javier manifestó que se encontraba en tratamiento psquiátrico, por lo que fue trasladado a la unidad psiquiátrica del Hospital 12 de Octubre.

Los facultativos de este centro hospitalario le diagnosticaron un proceso depresivo con conducta agresiva. Cuando fue conducido a la Comisaría, Javier reconoció los hechos que se le imputaban, arrepintiéndose de los mismos. Según declaró, su actitud se debió a su situación psíquica, por la que recibe tratamiento, desde hace más de diez años, en el Hospital Severo Ochoa de Leganés.