El sendero, que discurre por un antiguo camino del Canal de Isabel II, atraviesa la Dehesa Boyal de este municipio serrano, un encinar meso-mediterráneo en buen estado de conservación que permite, a través de otrossentidos que no son la vista, la interpretación del medio, ya que su ubicación y distribución lo convierten en un monte variado con especies características de otras formaciones.

Según fuentes de la Comunidad, el sendero, de fácil andadura, atraviesa vaguadas y lomas con diferencias ecológicas importantes para la vegetación que en ellas se sitúa. Esto permite que cualquier colectivo, con discapacidad o sin ella, pueda percibir todas aquellas sensaciones que emite el entorno como más atractivas e intersantes.

Para ello, a lo largo de la senda se han establecido cinco módulos interpretativos asociados a cinco ideas que permiten entender las claves de este singular ecosistema: el relieve de la dehesa, la vegetación mediterránea, la encina como protagonista del monte mediterráneo, los habitantes de la dehesa y, por último, el hombre y su entorno cercano.

Estos cinco elementos han sido concebidos como módulos interactivos preparados para todos los públicos, esto es, con traducciones al braille y dmensiones adecuadas para los discapacitados motóricos.

El objetivo de esta senda, por tanto, ha sido trabajar el ámbito de la igualdad de oportunidades y mejorar la accesibilidad de los equipamientos de acogida en el medio natural, de modo que nuestras formas de pasear y percibir la naturaleza, que son múltiples y variadas, abarquen el mayor número de ellas, disfrutando de las diferentes claves perceptivas que unos y otros pueden aportar.

El proyecto subvencionado por el PAMAM está cofinanciado e un 40% por el FEOGA-Garantía. Paz González manifestó que "se trata, sin duda de un magnífico ejemplo de colaboración institucional".

Asimismo, puso de manifiesto la gran generosidad y solidaridad del municipio de Redueña, "sin cuyo apoyo no habría sido posible llevar a cabo esta magnífica labor de integración".