El cliente entró en el cóctel-bar del número 29 de la mencionada calle a última hora del día y pidió una consumicón. Poco después, se le acercó una mujer de las que alternan en el local y solicitó que la invitara.

El camarero insistió en servirle por cuenta de la casa una segunda copa. A pesar de su negativa, pues estaba tomando una medicación, el empleado se la sirvió. El cliente entregó una tarjeta de crédito al camarero para pagar el importe, pero no recuerda que éste se la devolviera porque, mientras bebía la segunda consumición, empezó a sentir somnolencia y pérdida parcial de la consciencia, de modo que fu llevado a un sofá.

A partir de entonces, sólo recuerda vagamente que se encontraba en una gasolinera y alguien llamaba a la policía. Efectivamente, en la madrugada del 7 de marzo el empleado de una gasolinera de la carretera de Colmenar Viejo, kilómetro 10,500, vió llegar a la estación de servicio un taxi con cuatro ocupantes y el conductor. Se trataba de tres mujeres y un hombre, al que dejaron allí y siguieron su camino. Al instante, el individuo perdió el conocimiento, por lo que el empleado de lagasolinera llamó al 091.

En los extractos bancarios de los pagos hechos con la tarjeta robada aparecen gastos efectuados casi todos en otro establecimiento de la misma zona, propiedad también del dueño del cóctel-bar donde sucedieron los hechos. Los intervalos en las operaciones son, en algunos casos, de muy pocos minutos y todos ellos en la noche del 6 al 7 de marzo.

Los detenidos niegan las acusaciones. Carecían de antecedentes. Una de las tres mujeres se encuentra en paradero desconocido. Los nvestigadores han comprobado que en julio del año pasado un cliente denunció que le había ocurrido algo semejante en uno de los locales del empresario detenido.

Después apareció en la calle, junto a su coche, y comprobó que le habían sustraído un reloj Rolex, dinero y varias tarjetas de crédito, que posteriormente fueron utilizadas de forma fraudulenta, tanto en el mismo establecimiento como en otros lugares.