Según este sindicato, el presidente del hipódromo, Enrique Sarasola, propicia "un despido libre, ecubierto, abaratando los puestos de trabajo, reduciendo al mínimo las indemnizaciones", mientras que contrata empresas de servicios de su propiedad, "de las que obtiene beneficios".

CCOO considera que Sarasola incrementa de este modo las deudas del hipódromo, que actualmente "muestra un claro deterioro, tanto de su imagen como del futuro de la cría caballar, consecuencia directa de la mala gestión de sus dirigentes".

Sarasola se hizo cargo del hipódromo en 1992, momento en el que fueron despedido "un número significativo de trabajadores bajo la promesa de que el hipódromo sería un lugar donde se celebrarían carreras de caballos populares", recuerda la central sindical.