Inmediatamente se desplazaron efectivos policiales, junto con miembros del Samur y Bomberos, para colaborar en el rescate. Estos efectivos dispusieron un cordón de seguridad y salvamento, los bomberos colocaron un colchón neumátco de grandes dimensiones y una psicóloga del Samur inició una conversación con el suicida para tratar de disuadirle.

Mientras tanto, el joven permanecía al otro lado de la valla de protección, con la intención de arrojarse al vacío. La facultativo había pedido que varias dotaciones del Cuerpo Nacional de Policía rodearan la zona para que, en un momento de la conversación, sujetaran al suicida.

Agotadas todas las vías negociadoras entre la psicóloga y el joven, éste decidió poner punto final al ecuentro y acabar con su vida. La doctora del Samur utilizó un último recurso y solicitó un beso de despedida, abrazándose estrechamente. Fue el instante que aprovecharon los agentes para cogerle y sacarle de la situación de riesgo en que se encontraba.

Asistido por los médicos allí presentes, Juan Carlos M.G. achacó a motivos sentimentales y problemas familiares el deseo de acabar con su vida. A continuación, fue trasladado al Hospital Doce de Octubre.