Para ello, destina más de quince millones de dólares a inversiones en medidas de compensación de las emisiones de este tipo de gases y se ajusta al Protocolo de Kioto, que hoy entra en vigor, para hacer frente a nivel mundial a uno de los más serios desafíos ambientales: el cambio climático.

Estás inversiones no sólo se realizarán en el entorno de la ciudad, sino también en países en vías de desarrollo. La cifra ya está comprometida en el dossier de candidatura para que, si Madrid es elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2012, el futuro comité organizador la utilice convenientemente.

Antonio Lucio, director de Medio Ambiente del proyecto olímpico, estima que el gran esfuerzo de cambio climático "ha de hacerse en el terreno de la eficacia energética y de la aplicación de las energías renovables".

Lucio considera que para ello es preciso actuar con medidas directas como "la celebración de los primeros Juegos Olímpicos y Paralímpicos con el cien por cien de energías renovables, uno de los objetivos de Madrid 2012, así como la calificación energética europea máxima (calificación A) para todos los edificios de la futura Villa Olímpica y otros edificios singulares de nueva construcción".

En el caso de ser elegida Madrid como sede de los Juegos de 2012, la ciudad se convertiría en escaparate y caja de resonancia a nivel mundial de los grandes desafíos de la Humanidad.

Por ello, la oficina olímpica española ha sido la primera de las cinco en la carrera por estos Juegos, en establecer una dirección medioambiental y ha sido pionera en todas las cuestiones relacionadas con la búsqueda de respuestas a los desafíos globales.

En esta línea, durante los inminentes Campeonatos de Europa de atletismo en pista cubierta, Madrid 2012 proseguirá su campaña de introducción de buenas prácticas ambientales de acuerdo con la Federación Española de Atletismo.

El deseo de organizar unos Juegos Olímpicos y Paralímpicos comprometidos con el cambio climático no es nuevo: Sydney 2000 hizo un importante esfuerzo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y Salt Lake City 2002 y Turín 2006 declararon el principio de celebrar unos Juegos con balance cero en emisiones de gases de efecto invernadero.