Esta operación se inició hace dos semanas, cuando un empleado formuló una denuncia en la comisaría de Aranjuez por las supuestas irregularidades detectadas en el matadero del Real Sitio. Las mismas consistían, según el denunciante, en el desvío hacia el público de carne de porcino no apta para el público, así como en la falsificación del "visto bueno" del veterinario.

Las gestiones de los funcionarios de la Policía tendentes a verificar tales extremos permitieron el descubimiento e incautación de cinco tampones de caucho falsos en un despacho de las instalaciones.

Tres de los tampones habían sido utilizados para la marcación de los canales de los cudrúpedos , sin el reconocimiento expreso del facultativo. El par restante pertenecía a una empresa encargada del decomiso de los subproductos de ganado porcino sacrificado y no apto para el consumo humano.

Por último, los investigadores descubrieron que el veterinario recibía un justificante de destrucción del animal sarificado y su traslado fuera de las instalaciones de Aranjuez cuando, en realidad, el cadáver del porcino no llegaba a su destino final. Los hechos, ahora esclarecidos, se habían iniciado en el último trimestre de 1993.