MADINA: "MIS COMPROMISOS POLÍTICOS SIGUEN INTACTOS Y ETA NO VA A CONSEGUIR CAMBIARLOS NUNCA"
- En el juicio que se celebró contra los cuatro acusados por el atentado que la banda terrorista perpetró contra él
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El diputado socialista Eduardo Madina aseguró hoy en la Audiencia Nacional que, cinco años después del atentado que ETA perpetró contra él, sus compromisos políticos siguen "intactos". "ETA no ha conseguido cambiarlos ni lo va a conseguir nunca", dijo tajante.
Madina declaró a cara descubierta, al renunciar a acogerse al sistema de protección de testigos, durante el juicio que hoy comenzó en la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional contra los cuatro acusados de participar en el atentado perpetrado el 19 de febrero de 2002 contra él, cuando era secretario de Política Institucional de las Juventudes Socialistas de Euskadi.
El ahora diputado, que no hizo ante el tribunal ninguna referencia al proceso de paz, expresó su agradecimiento a la Fiscalía, a las instituciones judiciales y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que se han encargado de investigar el atentado que sufrió y que han trabajado para que la Audiencia Nacional pueda aplicar justicia.
A preguntas de la fiscal encargada del caso, Blanca Rodríguez, Madina explicó que el día que sufrió el atentado en su casa "se hizo de noche" y "una sombra de pena y de tristeza" se adueñó de toda su familia.
En su declaración, el diputado señaló que no puede explicar lo que sintió al sufrir el atentado. En este sentido, añadió que "cuando ETA visita a alguien genera un impacto" al que no se puede poner palabras, porque es una situación que "o se vive o sólo se intuye".
Tanto él, hijo único, como sus padres entraron en una depresión muy fuerte. Su madre no logró superarla y murió diez meses después del atentado, con 49 años de edad, debido a una parada cardiorrespiratoria. "Era una mujer muy joven para morir", apostilló.
Madina explicó cómo aquel 19 de febrero de 2002 salió de su casa y se dirigía en su vehículo a trabajar cuando, recorridos unos 10 kilómetros, ya cerca de su oficina en Sestao (Vizcaya), el coche explotó por la parte delantera. Salió del turismo como pudo, alguien se acercó y llamó al 112.
ERA UN ATENTADO
"Inmediatamente identifiqué que era un atentado de ETA, porque eran años duros para el socialismo vasco", agregó. También supo en el momento que no era un "reventón" de una rueda.
El parlamentario explicó que, aunque era una persona acostumbrada a mirar debajo del coche, precisamente aquel día no lo hizo porque llegaba tarde al trabajo.
La deflagración le provocó gravísimas heridas en ambas piernas, una de las cuales la perdió y la otra la salvó "de milagro", así como en las manos y en el corazón. Madina afirmó que si la bomba llega a estar bien colocada", hoy estaría "muerto".
Cuando la fiscal le preguntó que por qué utiliza la expresión "bien colocada", respondió: "Cuando alguien coloca una bomba, busca matar, y yo estoy vivo. Deduzco que, o bien me salvó mi estatura (mide más de 1,90 metros, por lo que el impacto no afectó a sus órganos vitales) o la bomba estaba mal colocada".
También explicó al tribunal que aunque la rehabilitación física fue cuestión de varios meses, lo cierto es que aún hoy le quedan "frentes por superar", algo que le llevará años.
AMENAZAS PREVIAS
Cuando el Ministerio Público le preguntó si había recibido anteriormente amenazas por parte de ETA, Madina señaló que sí, en el instituto, de forma "indirecta y poco elegante" y por parte de otros estudiantes que luego han sido conocidos por su relación con la banda terrorista, como Harriet Iragi.
Explicó que se trataba de un grupo que vertía "amenazas permanentes" contra gente más o menos activa del Partido Socialista o de agrupaciones como Gesto por la Paz, en un momento especialmente difícil, dado que ETA había matado ya a políticos como Gregorio Ordóñez o Miguel Angel Blanco.
El atentado truncó también su carrera deportiva. Era jugador de voleibol, un deporte que formaba una de las "dimensiones centrales" de su vida, e incluso llegó a jugar en primera división. "Le dediqué toda mi vida hasta que no pude seguir haciéndolo", ni siquiera como entrenador, pues hay movimientos que ya no puede reproducir debido a las secuelas físicas del atentado, añadió
ARROPADO
Madina acudió a la Audiencia Nacional arropado por representantes del Partido Socialista, como el presidente del Senado, Javier Rojo; Ramón Jáuregui, Patxi López, la secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín; Manuel Huertas, Rodolfo Ares o Arancha Mendizábal.
Al finalizar su declaración ante el tribunal, Madina fue saludado por todos y cada uno de sus compañeros, que le abrazaron y le dieron palabras de ánimo y de apoyo.
Entre los asistente al juicio no se encontraba el presidente de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), Francisco José Alcaraz, ni de ninguna otra agrupación similar.
La vista comenzó a las 10.40 horas. Cuando la sala, presidida por Javier Gómez Bermúdez y compuesta además por Manuela Fernández Prado y Clara Bayarri, le dio la palabra al acusado Asier Arzalluz, éste sólo tuvo tiempo para tachar al tribunal de "fascista".
Gómez Bermúdez señaló que si el acusado no iba a responder a las preguntas e iba a dedicarse a proferir expresiones similares, sería expulsado, lo que así ocurrió.
El segundo de los cuatro acusados, Iker Olabarrieta, también se negó a declarar. En cuanto al resto de los procesados, Gaizka Olabarrieta y Gorka Aztiria, negaron ante el tribunal que pertenezcan a ETA e indicaron que ayudaron a Arzalluz y a Olabarrieta debido a los lazos familiares y de amistad que les unían.
Iker Olabarrieta Colorado y Asier Arzalluz Goñi están acusados de asesinato en grado de tentativa, en concurso con otro delito de lesiones terroristas, mientras que Gaizka Olabarrieta Cormenzana y Gorka Aztiria Echeverría están siendo juzgados por colaboración con banda armada.
PENAS
La Fiscalía de la Audiencia Nacional, representada por Blanca Rodríguez, pide que Iker Olabarrieta y Asier Arzalluz sean condenados a 20 años de prisión y que los otros dos sean sentenciados a 6 años de cárcel.
Según la fiscal, el atentado fue cometido materialmente por Iker Olabarrieta y por los procesados rebeldes Eneko Bilbao Aresti y Alexander Akarregui Casas, integrantes del "comando Urbasa" de ETA.
Todos ellos siguieron instrucciones de los miembros del "comando K-Olaia", compuesto por el acusado Asier Arzalluz, así como por los procesados rebeldes Garikoitz Aspiazu Rubina e Idoia Mendizábal Múgica.
En cuanto a los otros dos acusados, Gaizka Olabarrieta y Gorka Aztiria, el fiscal sostiene que ambos ayudaron y prestaron auxilio para eludir la acción de la justicia a los miembros del comando que perpetró el atentado contra Madina.
Dice la fiscal que estas dos personas, que no tienen relación alguna con la banda terrorista ETA, les prestaron ayuda debido a los lazos familiares que les unían a uno de los miembros del comando, el acusado Iker Olabarrieta.
Dicha ayuda se concretó en darles cobijo en una vivienda de la localidad de Legazpia y en trasladarles en un coche a Lequeitio, con el fin de que mantuviesen una cita con un miembro de ETA.
(SERVIMEDIA)
14 Nov 2006
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