Pese a indicar que el progreso ha sido "exponencial" en todos los terrenos durante el último cuarto de siglo, Lucas se lamentó de que la "lacra del terrorismo" siga "golpeándonos duramente" y tratando de imponer "la sinrazón sobre la convivencia".

En este sentido, el ministro hizo una referencia "entristecida" al atentado el pasado viernes en Guipúzcoa, que costó la vida a dos "ertzainas". Los asistentes a este foro guardaron un minuto de silencio por las víctimas del terrorismo, después de posar para la foto de familia.

Las jornadas que hoy comienzan se prolongarán por espacio de tres días y contarán con la presencia de destacados políticos y agentes sociales españoles y latinoamericanos.

Entre los primeros hay una importante presencia de protagonistas directos de la Transición, como el ex presidente Leopoldo Calo Sotelo; el fundador de AP, Manuel Fraga; el ex secretario general del PCE Santiago Carrillo; el ex vicesecretario general del PSOE Alfonso Guerra, y varios periodistas y dirigentes sindicales y empresariales participantes en el proceso.

Lucas fue el encargado de dar la bienvenida a los invitados y de pronunciar el discurso inaugural. En él, aseguró que "la democracia no es una meta, sino un camino", y, por tanto, es susceptible de ser constantemente perfeccionada.

A su juicio, las nacientes demcracias de Iberoamérica tienen en común "la confianza plena en un sistema político cuyos objetivos fundamentales son el establecimiento de un régimen de libertades para los ciudadanos y una fórmula de legitimación del poder basada en el principio de la soberanía popular".

Como anfitrión de la reunión, Lucas se refirió al proceso español, que, con "sus luces y sus sombras", consideró "un éxito". Buena parte de la responsabilidad del logro colectivo de la democracia en España se debió, según dijo, "al eorme sentido de Estado de Su Majestad el rey y a la inteligencia de los primeros presidentes de gobiernos democráticos"; pero también a la contribución de los agentes sociales y económicos, a los medios de comunicación social y a toda la sociedad civil.

Citó como un "aspecto capital" del proceso democratizador la elaboración de la Constitución de 1978, que cerró definitivamente las puertas "al desencuentro y al enfrentamiento", con su carácter "abierto y flexible".

Esta precisamente ha sido, afiró, la razón de su éxito, que se puede resumir en dos aspectos: la capacidad de ser reflejo del consenso de todos los agentes sociales y políticos, y la posibilidad que abrió de construir un modelo de distribución territorial del poder.

Lucas concluyó su alocución animando a todos los participantes a profundizar en los procesos democráticos y a "aprender todos de todos" para conseguir garantías de "pluralismo, tolerancia, respeto a las minorías y defensa de los derechos humanos".