En la presentación del libro, que tuvo lugar en Madrid, Gallego & Rey aceptaron colocarse un antifaz y una camiseta para salvar sus corbatas de los posibles desvíos del café, zumo o mermelada, y participar en un desayuno "a ciegas", para ponerse así más en la piel de las personas con problemas graves de visión que aparecen en el folleto.

Ayudados por las indicaciones de técnicos de rehabilitación de la ONCE, los humoristas y los periodistas que asistieron a la presentación dieron cuenta de un desayuno que provocó a muchos "vértigo" y "miedo".

Tras superar el obstáculo de untar la mantequilla en la tostada y de servirse el zumo en la copa, los asistentes se quitaron el antifaz, algo que no pueden hacer las personas ciegas, recordó el director general de la ONCE, Ángel Sánchez.

Este dirigente indicó que cada año hay en España unas 3.500 personas ciegas más, muchas de ellas por accidentes que les roban la vista de la noche a la mañana. Su caso, dijo, es el más difícil, porque han de aprender a asearse, a hacer la cama o a caminar sin ver.

Para orientar a los ciudadanos que quieran ayudar a éstas y a todas las personas ciegas o con pérdida grave de visión a desenvolverse en su día a día, la ONCE ha editado unos 100.000 ejemplares del libro ilustrado por Gallego & Rey, que se distribuirá en los actos que organice de cara al público.

"¡OJO!"

El libro, con los textos en castellano, catalán, gallego y euskera, pretende enseñar y animar a los "ciudadanos anónimos" que han ayudado a la organización de ciegos española durante 70 años comprando sus productos a que lo hagan también en la calle cuando se encuentren con una persona ciega que quiera cruzar o coger un autobús, explicó Sánchez.

El director de la ONCE estuvo acompañado por el delegado territorial de esta institución en Madrid, Manuel Antón; el presidente del Consejo Territorial de Madrid, Ángel Llena, y el director de Comunicación de la organización, Antonio Mayor.

"¡Ojo!" está hecho "con humor, ironía y simpatía", a juicio del dirigente de la ONCE, y ha permitido a sus autores "aprender a mirar un poco más allá de sus propias narices", según dijo el propio Julio Rey, que agradeció a la institución de ciegos la oportunidad que le ha dado de "salir del islote de la actualidad" y abrirse hacia "nuevos horizontes".

El libro apuesta por la "comunicación, amabilidad y normalidad" para dirigirse a las personas ciegas y recuerda que el trato con los ciudadanos con discapacidad "no debe ser diferente" al mantenido con los demás; sólo hay que adecuarse a sus necesidades, apunta.

Dividido en cinco apartados, el manual enseña, por ejemplo, que a la hora de guiar a una persona ciega sólo es necesario ofrecerle un brazo y caminar con naturalidad. "No hay que convertir el paseo en una prolija narración" y deben indicarse los movimientos "sólo cuando sean difíciles o puedan suponer un peligro".

También señala el texto que las personas con discapacidad visual "pueden y les gusta ser autónomas", por lo que no siempre necesitan ayuda. Gallego & Rey ilustran esta idea con la imagen de un hombre ciego guiado por su bastón con GPS.