El buitre, un macho en edad reproductora recuperado por los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente, forma parte de la población que habita en el norte de la provincia de Huelva, donde nidifican casi 100 parejas, el 41% de todas las parejas andaluzas.

El buitre herido fue recogido por efectivos del Seprona hasta su ingreso en el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas de San Jerónimo (Sevilla), donde los análisis confirmaron la intoxicación por ingerir algún tipo de plaguicida. En Andalucía, la colocación de cebos envenenados es la primera causa conocida de mortalidad del buitre negro y otras especies protegidas.

Para la suelta, el buitre ha sido equipado con un dispositivo de radioseguimiento y una anilla de plástico en la pata con un código alfanumérico legible a distancia mediante telescopio, para que el equipo de técnicos de la Consejería de Medio Ambiente pueda llevar a cabo un rastreo y comprobar que su readaptación al medio natural es la idónea, así como su área de campeo.

En España, el uso de veneno es un delito tipificado en el Código Penal, que establece penas de prisión de hasta dos años. En la misma línea, la ley 8/2003 de la Flora y la Fauna Silvestres de Andalucía obliga a los titulares cinegéticos a impedir el uso de cebos envenenados en su acotado, pudiendo su hallazgo constituir causa de suspensión del aprovechamiento y multa de 60.000 a 300.000 euros.