Con el argumento inicial del suicidio en Italia del diputado Sergio Moroni, Leguina comienza criticando la interpretación que el líder socialista italiano, Bettino Craxi, ha hecho del caso. En su opinión, es falso queel problema de ese país, como ha dicho Craxi, se reduzca a "un problema técnico de financiación de los partidos".

Según el presidente de la CAM, la crisis de credibilidad del sistema de partidos, "que pasa hoy en Europa por el peor trago desde la guerra mundial", tiene una gran relación con el "delito de lesa democracia" que cometen cuando se financian ilegalmente.

Por tres razones: por ser los primeros en incumplir una ley que deberían ser los primeros en cumplir, porque quien obtiene financiacin ilegal "arremete tramposamente" contra el principio de igualdad de oportunidades de todos, políticos y ciudadanos, y porque el dinero irregular, al no figurar en la contabilidad, no está sujeto a control judicial.

"Al menos estos tres argumentos avalan el siguiente aserto: siendo reos de corrupción tanto los corruptos (partidos) como los corruptores (empresas que pagan comisiones), aquellos incurren en una responsabilidad cualitativamente distinta y mayor. Se está ante un delito de lesa democracia",explica.

Joaquín Leguina se detiene en el tercer argumento, la falta de control judicial (Tribunal de Cuentas y otros), para aseverar que un dinero negro que no ingresa en la Caja A de un partido a la larga debe "blanquearse" y "por lo que se va sabiendo", dice, "con estas gabelas se construyen dos montones".

"SEÑORITISMO CUTRE"

Aunque en ningún pasaje de su artículo el dirigente "renovador" del PSOE menciona escándalos ocurridos en España, Leguina alude, sin citarlo, al descubrimiento de coche y fincas compradas con dinero negro por parte de Juan Guerra, hermano de su máximo enemigo político dentro del PSOE, Alfonso Guerra, y por Jorge Ollero, el principal implicado en el "caso Ollero".

"Uno (de los montones)", comenta Leguina, "engorda el patrimonio de los mangantes que pululan en torno a este nefasto negocio. En algunos lugares, coches caballos, chalés y fincas, suelen ser los signos externos de este nuevo señoritismo cutre y descarado, aunque no deben descartarse otras formas más refinaas e igualmente mafiosas de acumulación patrimonial".

En su opinión, el segundo montón de dinero negro para "blanquear" se destina "presuntamente" a engordar la Caja B del partido correspondiente.

El presidente de la CAM califica de versión "edulcorada" la tesis de quienes difienden esta caja B en razón de los abultados gastos electorales de los partidos políticos.

"No se debe desechar, sino probablemente mantener que son otros los gastos de `representación' que así se sufragan, destinados, uede ser, a cimentar apoyos internos que perpetúan en sus cargos a los beneficiarios que en nombre del partido reciben estos dineros", advierte.

Leguina concluye avisando que "puede prendérsele fuego" al sombrero de paja de la política "y cuando arde no vale recurrir, como ha pretendido en esta ocasión Craxi, al `honor del partido', porque este asunto está más cerca del `honor de los Prizzi' (en referencia a una película sobre mafia en Estados Unidos)".