Según esta emisora, el guardia, cuyas iniciales son C.M., se suicidó el 28 de diciembre de 1987 y días antes le confesó a esta amiga que él había presenciado el doble asesinato.

El guardia le aseguró a la mujer que vió como los dos etarras eran trasladados a bordo de un SEat 600 a un descampado. Allí les hicieron bajar y, a continuación, les diararon alguna ráfagas que, a su entender, iban dirigidas a las rodillas de los secuestrados.

Lasa y Zabala cayeron al suelo y suplicaron que no les mataran. Acto seguido, el oficial que iba al frente del grupo de guardias, sacó su pistola y los remató disparándoles sendos tiros en la nuca.

Cuando el agente hizo esta confidencia a su amiga, se encontraba de baja después de sufrir un atentado en San Sebastián a mediados de 1986. Según fuentes de la Benemérita citadas por la Cope, C.M. se manifestó defraudado po algunos comportamientos habituales en el cuartel de Intxaurrondo. Incluso, pocos días antes de suicidarse, estaba sopesando la posibilidad de acudir al juez o a la prensa para denunciar este hecho.

C.M. se suicidó en los primeros días del año 1988, cuando se encontraba en casa de un amigo suyo miembro del CESID. El agente aprovechó un descuido para coger la pistola del agente del CESID y dispararse un tiro en la boca. Junto al cadáver apareció una breve nota de despedida en la que podía leerse: "la vda se me hace imposible. Perdonadme".