Preguntado por el caso concreto del general Enrique Rodríguez Galindo, Sáenz de Santamaría dijo que "fue un gran servidor del Estado. No lo digo yo, lo dice su hoja de servicios". Añadió, sobre los ex agentesde la Benemérita Enrique Dorado y Felipe Bayo, que "fueron dos guardias civiles con muchas tensiones que tenían un síndrome del norte muy fuerte".

Sáenz de Santamaría que fue nombrado director general de la Guardia Civil semanas después de la desaparición de Lasa y Zabala, dijo que, cuando llegó por primera vez a la Comandancia de San Sebastián, vió en la ciudad alguna pintada en favor de la liberación de los etarras, "pero no sabíamos nada más. No me choca que los procesados digan que se enteraron po la prensa. El caso es muy raro".

"No me entra en la cabeza", añadió, "que hubiera que hacer desaparecer a dos interrogados que no eran demasiado importantes como militantes de ETA y que, estando a 15 kilómetros de la frontera, se los llevase a Alicante y después de una pila de años apareciera un policía precisamente con el fiscal Gordillo, que ha escrito un artículo prejuzgando el caso".

A propósito del GAL, Sáenz de Santamaría subrayó que el estamento militar mantenía cierto rencor tras el juico por el 23-F y esto, unido a los atentados de ETA, generó un ambiente irrespirable que dió lugar a ciertas venganzas personales.

"Mi dificultad era evitar noches de San Bartolomé. La 'guerra sucia' de los GAL fue una continuación de la 'guerra sucia' con UCD, que eran venganzas personales", añadió.

El ex director general de la Guardia Civil considera que no se ha pasado la página de la "guerra sucia" porque "estamos pagando las consecuencias de que un grupo utilizara el terrorismo como arma elecoral. Ya veremos si no se emplea otra vez en vísperas de las elecciones de marzo y termina salpicando al jucio por el 'caso Lasa Zabala'".

Por otra parte, Sáenz de Santamaría aseguró que no hay que demonizar al PNV porque la banda terrorista no atentará "mientras vea que los peneuvistas estén en su bando", aunque tampoco hay que descartar, según él, que se produzcan ciertos atentados aislados, como sucedió en Irlanda.

El general considera que el Gobierno no supo aprovechar la ocasión para propicir la paz cuando limitó su actuación a realizar algún gesto en favor de los presos. "Yo no digo que se debería haber pagado el precio de la paz a cambio de territorios, pero sí iniciar una negociación sabiendo que el proceso será muy largo. Yo no viviré para ver el final".