Grcía, de 57 años, fue la persona que descubrió que los huesos hallados años antes en Alicante podían pertenecer a los presuntos etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, cuya desaparición había sido denunciada por sus familias.

El comisario comenzó a encontrarse mal cuando el abogado de la acusación particular, Iñigo Iruin, le estaba formulando la primera pregunta del interrogatorio. El juicio tuvo que interrumpirse, al tiempo que los asistentes a la vista se levantaban para socorrer al policía que cayó al suelo, y llamaban a una ambulancia.

El abogado Jorge Argote tuvo que salir a comprar una pastilla de cafinitrina, mientras que otros asistentes, entre ellos el procesado Felipe Bayo, le hacían masajes cardiacos y el boca a boca.

Entre diez y quince minutos después apareció en la sala donde se celebra el juicio una dotación del Samur, concretamente una ambulancia unidad 3 del Hospital Carlos III. Los facultativos estuvieron realizándole maniobras de resucitación cardiopulmonar avanzads durante más de 30 minutos. Sin embargo, los intentos por salvarle la vida fuero inútiles, dado que García presentaba una fibrilación ventricular irreversible.

Los facultativos no supieron decir si tenía antecedentes de dolencias cardiacas, si bien en uno de sus bolsillos encontraron medicinas propias de personas que padecen trastornos del corazón.

El juicio ha quedado suspendido hasta el próximo miércoles, a las 9 de la mañana.