Blázquez "no ha podido expresarse con claridad en el País Vasco porque allí en el seno de la Iglesia hay mucho nacionalismo", declaró Larrínaga a Servimedia, un sacerdote que se vio obligado a trasladarse a Madrid porque en Bilbao no podía moverse sin escolta y eran muchos los radicales que le increpaban al término de sus misas.

Según Larrínaga, "es público que Ricardo entró en Bilbao con una fuerte oposición" por parte del Gobierno regional, y que "no fue bien recibido por los sacerdotes, con los que las relaciones no han sido precisamente buenas".

"En mi caso particular", continuó el religioso, "siempre se ha mostrado conmigo con comprensión y le estoy más o menos agradecido". Larrínaga se preguntó si Blázquez podría haber hecho algo más por él cuando las cosas en su Iglesia comenzaron a torcerse. Concluyó que "bueno, cada uno sabe lo que hace en su conciencia (...) él por lo menos, me ha escuchado y siempre me ha recibido bien".