Los refugiados vieron cómo sus documentos de identidad eran confiscados por los solados serbios, y en algunos casos incluso se les despojó de las matrículas de los coches y de las actas de propiedad de casas, además de destruir los registros de los ayuntamientos.

Es a esta situación a la que tendrá que hacer frente Acnur con el apoyo de las empresas informáticas, tomando como punto de partida los censos realizados en los campos de acogida de Albania y Macedonia.

Una segunda fase, que durará ocho semanas, consistirá en facilitar un carnet de identidad a cada refugiado, con un cóigo de barras que registrará, en albanés y en inglés, sus datos básicos: nombre, sexo, estado civil, dirección y profesión.