Tan solo el 39,5% de los accionistas votaron a favor del nombramiento de un presidente independiente con el fin de favorecer el debate sobre el cambio climático en el consejo de administración.

El 30,9% de los inversores apoyaron la propuesta de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero y el 27,4% respaldaban la introducción de políticas para el fomento de las energías renovables.

La votación, que tuvo lugar durante la junta general de accionistas celebrada en Dallas, muestra que un porcentaje considerable de los inversores de Exxon no están de acuerdo con la política en materia de cambio climático y energías alternativas de la petrolera, pero no suficiente para lograr cambios en estos ámbitos.

Según el presidente de Exxon, Rex Tillerson, las previsiones apuntan que la demanda energética mundial aumentará un 40% de aquí a 2030, y el petróleo y el gas natural cubrirán un 60% de dicho incremento, ya que las energías alternativas no tienen la capacidad para cubrir dichas necesidades.

"La mejora de la política medioambiental de Exxon se logrará a través de mejoras en las técnicas para el suministro de los combustibles con los que actualmente trabajamos", subrayó Tillerson.

Las organizaciones medioambientales han criticado esta postura y denuncian que la empresa no está actuando de manera responsable.

Por su parte, la familia Rockefeller, que es uno de los principales accionistas de la petrolera y defiende la introducción de políticas más ecológicas, considera que el incremento en la demanda energética previsto por Tillerson no será posible en los países en vías de desarrollo si siguen viéndose asolados por catástrofes naturales derivadas del calentamiento global.