El suceso ocurrió la madrugada de aquel día en la cantina de la Compañía de Esquiadores y Escaladores (CEE) del destacamento de Candanchú (Huesca). De acuerdo con la acusación particular, el sargento primero Miravete, que presentaba signos evidentes de ebriedad, apuntó con su pistola a varios soldados que se encontraban en la cantina d las instalaciones militares.

Posteriormente, el sargento entregó su arma al cabo Samuel Ferrer y le conminó a dispararle. Ante la negativa del cabo, el sargento recuperó la pistola y, tras hacer ademán de guardarla, se produjo un disparo que impactó en el pecho de Samuel Ferrer, causándole una muerte inmediata.

En el juicio que comienza mañana, la Fiscalía pedirá 18 años de prisión para Miravete como autor de un delito de maltrato de obra a inferior con resultado de muerte. Asimismo solicitará ora pena de diez meses por extralimitarse en el ejercicio del mando, además de reclamar el pago de una indemnización por valor de 15 millones de pesetas. Por su parte, la acusación particular pedirá 21 años de prisión y el pago de 39 millones de responsabilidad civil.

Se da la circunstancia de que Miravete ya fue condenado en una ocasión anterior por un delito de imprudencia temeraria punible con resultado de muerte de otro compañero suboficial. Los hechos tuvieron lugar hace catorce años durante la marugada del día 14 de septiembre del año 1984 en el pasillo de la residencia de Oficiales del Batallón "Gravelinas XXV", en Sabiñánigo.

El tribunal le condenó entonces a un año de prisión y al pago de 4 millones de pesetas de indemnización, tras poner de manifiesto que "manipuló, con ánimo de broma, el arma que portaba tras haber ingerido bebidas alcohólicas y en la presencia de un compañero que resultó muerto".