JUICIO COE. LOS RECLUTAS DE LA COE DE PALMA RATIFICAN SU DENUNCIA DE MALOS TRATOS POR PARTE DE CINCO MANDOS MILITARES
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Nueve de los diecioch ex soldados de la COE 7 de Palma de Mallorca ratificaron hoy sus respectivas denuncias en las que se acusan a cinco mandos militares de presuntos malos tratos. Los jóvenes reconocieron a sus presuntos agresores, para los que el fiscal solicita condenas de dos años de prisión para cada uno.
La defensa ha basado su estrategia en destacar las posibles contradicciones existentes entre los 18 jóvenes, insistiendo en sus lagunas mentales durante el interrogatorio al que han sido expuestos nueve de ellos. El presidente del tribunal militar que juzga los hechos tuvo que interrumpir en varios momentos el interrogatorio del abogado defensor, Eduardo Lalanda Pijoan, por entender que "se estaba coaccionando al testigo".
"Os voy a correr a hostias, decía habitualmente el alférez José Diego López", aseguró el ex soldado Víctor Murgas. Así definió lo que, en su opinión, "era un constante mal trato psíquico, ya que siempre estábamos asustados, esperando un golpe en cualquier momento", dijo.
Murgas explió que "una vez, el cabo primera Ochogavía me llamó saco de mierda porque no pude subir la barra, y aquello", puntualizó, "me marcó mucho". En respuesta a una pregunta del fiscal de por qué no denunciaron los hechos desde un principio, Murgas relató que "en una ocasión, el alférez nos dijo que o sacáis vuestras quejas en Informe Semanal o de aquí no saldréis".
El alférez, desde el banquillo de los acusados, no pudo evitar reir por unos momentos al oir estas y otras declaraciones sobre su persona, mientas comentaba el relato con sus compañeros también acusados.
Uno a uno, los denunciantes justificaron en el "miedo y el desconocimiento" su falta de decisión para denunciar los hechos ante sus superiores. En este sentido, el ex soldado Antonio Mellén, natural de Santander, preguntó "¿cómo se puede denunciar al teniente o al capitán que el alférez o un cabo me había hecho tragar una colilla?".
Otro de los soldados añadió que "no podemos creer en la justicia militar cuando nosotros, que no somos solados profesionales, estamos jugando en campo ajeno".
Al margen de ratificarse en sus primeras manifestaciones, todos confirmaron los constantes golpes, empujones e insultos recibidos presuntamente desde el momento en que ingresaron como voluntarios en la unidad militar.
Coincidieron en afirmar que "mientras al cabo primero Carrascosa le gustaba dar guantazos en la cara con la palma de la mano abierta, el alférez utilizaba un guante de cuero y unas ramas de pino".
(SERVIMEDIA)
07 Feb 1995
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