EL JUICIO DEL "CASO ALFARO" COMENZARA EL 30 DE MARZO EN LA AUDIENCIA NACIONAL
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La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha fijado para el próximo 30 de marzo el inicio del juicio por el denominado "caso Alfaro" según informaron a Servimedia fuentes jurídicas.
La Fiscalía Anticorrupción, según consta en el escrito de acusación redactado en marzo de 2001, pide nueve años de cárcel para el empresario Benedicto Alfaro Ruiz y otros tantos para su hija Carmen Alfaro Heras, a quienes acua de los presuntos delitos continuados de estafa y de falsedad en documento mercantil. Las defensas pedirán su libre absolución.
En ese escrito, la Fiscalía Anticorrupción considera probado que en 1988 Benedicto Alfaro dirigía, asesorado por su hija Carmen, el denominado "Grupo Alfaro", que en aquella época se encontraba en una "situación económica de liquidez próxima a la insolvencia definitiva", lo que le llevó a solicitar un prestamo a Baltasar Egea García.
Egea dedicaba su actividad profesionl como 'broker' a la intermediación financiera, captando fondos de clientes particulares y colocándolos en diferentes inversiones y productos financieros. "Las inversiones 'opacas' que ofrecía eran en ocasiones arriesgadas, pero a cambio su rentabilidad era superior a la habitual en el mercado y además no tributaban", dice la Fiscalía.
Egea concedió al empresario la financiación que requería. Según el fiscal, "los préstamos, en dinero efectivo, se fueron realizando con fondos fiscalmente no declarados razón por la que no eran documentados en contrato alguno, y, como garantía de la devolución, Benedicto Alfaro aceptaba letras de cambio o pagarés".
Sin embargo, en julio de 1992, la situación financiera del grupo empresarial Alfaro llegó a ser crítica. "En octubre dejaron de pagarse las nóminas, se carecía absolutamente de liquidez, y en la primera mitad de 1993 debían atenderse compromisos con las entidades de crédito superiores a los 3.000 millones de pesetas, además de otros 7.000 millones de deuds, para los que Alfaro carecía de fondos disponibles", señala Anticorrupción.
FALSEAR FIRMAS
Para remediar esta situación, Alfaro y su hija habrían decidido falsear las firmas de las letras de cambio. Aparentemente, estaban rubricadas por padre e hija, cuando en realidad la conformidad la daba una "persona distinta, no identificada" y puesta de acuerdo con estos dos acusados.
Egea, ajeno a la manipulación, distribuyó las letras falsificadas a sus clientes, pero cuando los efectos comerciales furon venciendo, los Alfaro comenzaron a quejarse de su falsedad y se negaron a pagarlas.
"Conocida por Egea la estratagema y la insolvencia de los Alfaro, que determinaba necesariamente la suya propia, en la noche del 3 al 4 de mayo de 1993, se suicidó, después de quitar la vida a su esposa y a su hijo", dice el fiscal.
Según Anticorrupción, en la fecha de su defunción, los Alfaro debían a Egea 420 millones en letras legítimas en circulación pendientes de vencimiento, que no habían tenido ocasión e sustituir por otras falsas, y no menos de 1.400 millones de pesetas mediante letras falsificadas.
Para la Fiscalía, los hechos descritos son constitutivos de dos delitos continuados, uno de estafa y otro de falsedad en documento mercantil cometido por particulares, por lo que pide un total de 9 años para Benedicto Alfaro y otros tantos para su hija Carmen.
Asimismo, exige que indemnicen a los 126 perjudicados en este caso, cuya investigación fue concluida por la titular del Juzgado Central de Istrucción número 3 de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, en noviembre de 1999.
ORIGEN
El caso surgió a finales de 1993, a raiz de una querella interpuesta por la sociedad de valores y bolsa CAB, en la que trabajaba el "broker" Batasar Egea, quien acusó a Alfaro de provocar su quiebra en dos cartas remitidas al juzgado antes de suicidarse y matar a su mujer e hijo.
(SERVIMEDIA)
01 Mar 2004
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