LOS JUGUETES ENSEÑAN AL ADULTO DE MAÑANA A TRABAJAR MEJOR, SEGUN EL PROFESOR DE PEDAGOGIA FRANCISCO ALTAREJOS
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"Cada vez resulta más patente que los niños no aprenden a jugar, en buena medida por los juguetes que les ofrecemos", aseguró hoy Francisco Altarejos, proesor de Pedagogía Fundamental de la Universidad de Navarra.
"El niño que no sabe jugar, que es lo que le corresponde como niño, probablemente sea más tarde el adulto que no sabe trabajar, que es lo propio del adulto, pese a todos los medios técnicos que se le ofrezcan", diagnosticó Altarejos.
En opinión del profesor, la primera y esencial misión de los juguetes consiste en propiciar el juego, y ahí radica su valor formativo, pero cuando se concibe la educación como un quehacer esforzado y gravoso se ignora el valor educativo del juego en sí.
Altarejos señaló que el juego es una actividad autónoma al alcance del niño, ya que es lo único, salvo la satisfacción de comer o asearse, que puede hacer sin ninguna ayuda, ya que es el reino de la libertad infantil.
"Al mismo tiempo, es una actividad desinteresada y gozosa, a través de la cual el niño percibe la dimensión existencial humana, que no se rige por rendimientos", afirmó el docente, "es lo que más ayuda al desarrollo de su propia personaidad, ya que promueve la fantasía y la imaginación creadora, que es la base psicológica de todo aprendizaje intelectual posterior".
Con respecto a la influencia de la televisión, Altarejos opinó que su efecto es pernicioso especialmente en los niños que no han aprendido a jugar, que son los más vulnerables al desequilibrio sensitivo y afectivo que provocan ciertas emisiones.
(SERVIMEDIA)
23 Dic 1993
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