Esta funconaria, detenida el pasado miércoles y actualmente en prisión provisional, falsificó hasta 20 órdenes de libertad para intentar sacar de prisión a otros tantos narcotraficantes, si bien sólo 8 se beneficiaron de su actuación irregular.

Los ocho fugados de la Justicia son Francisco Bernal Guerrero, Manuel Merino Tejero, Manuel García Alpresa, José Luís Rodríguez, Ignacio Ruiz Jiménez, Ismael Gucou, Elias Unccuoglu y Yasar Karali, quienes estaban en la cárcel en situación de prisión incondicional, a la spera de ser juzgados por tenencia y tráfico de estupefacientes (heroína).

El "modus operandi" de la funcionaria consistía en imitar la firma de la juez Teresa Palacios y del secretario judicial adscrito a este juzgado y luego remitir la orden de libertad -vía fax- a cada una de las prisiones.

ABOGADA DE LOS "NARCOS"

Fuentes de la investigación informaron a Servimedia de que, durante su declaración ante el juez, la funcionaria relató las presiones que sufrió por parte del entorno de los narcotrficantes, si bien centró sus acusaciones contra la abogada Pilar de Tomás, defensora de los delincuentes.

El juez que instruye la causa en los juzgados de instrucción de la plaza de Castilla (Madrid) tomó declaración ayer a la abogada, en calidad de testigo, y se está a la espera de lo que puedan aportar las nuevas declaraciones de testigos, que ocuparán hasta el próximo 5 de febrero.

Además, el juez ha ordenado la intervención de las cuentas bancarias a nombre de la detenida y una investigación obre su situación patrimonial, por si se hubiera cobrado por su actuación delictiva.

La detención de la funcionaria ha provocado malestar y extrañeza entre sus compañeros de la Audiencia Nacional, que siempre han considerado a la detenida como una "buena compañera", que "intentaba siempre facilitar el trabajo a todos".

No obstante, aseguraron que tenía algunos problemas personales que le habían llevado a pedir dinero a sus compañeros de juzgado en algunas ocasiones.

Eso si, destacaron que lasupuesta actuación irregular de su compañera no tenía ninguna esperanza de no ser conocida, ya que, tarde o temprano, cuando se procediera al juicio contra los narcotraficantes, se descubriría la falsificación de los documentos y la salida de prisión de los delincuentes.