Millet cumple condena en segundo grado desde su ingreso en prisión, aunque su defensa pidió el régimen de semilibertad alegando razones humanitarias para solicitarlo y teniendo en cuenta su edad y su estado de salud.

Ahora, la titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 2 de Cataluña ha desestimado el recurso de sus abogados por entender que “el penado no se encuentra en un estado tal que le impida el cumplimiento del régimen penitenciario o que dicha enfermedad le haya sumido en un estado de postración tal que afecte a su dignidad al continuar en una institución penitenciaria”.

Millet tiene pérdida visual en ambos ojos, movilidad reducida, capacidad auditiva limitada, insuficiencia renal y cardiaca y deterioro cognitivo leve. El forense dictaminó que pese sus múltiples patologías “de características crónicas” y de su “avanzada edad” que generan un estado de “vulnerabilidad física con riesgo de sufrir alguna complicación médica”, se encuentra ahora en situación estable, por lo que no se observan riesgos vitales a medio o corto plazo.

Además, la jueza cita informes de la Junta de tratamiento que señalan que el condenado no acaba de asumir de manera plena los delitos cometidos, los minimiza y mantiene cierta sensación de impunidad.