En esta ocasión, el famoso ex policía tendrá enfrente el caso con el que arranca la novela: el asesinato de una joven periodista, novia del príncipe de España.

Juan Madrid (Málaga, 1947) explicó hoy en la presentación a la prensa de "Adiós, princesa" (Ediciones B) que las similitudes con los Príncipes de Asturias no son más que una percha para volver a descender con la ficción "a las cloacas del sistema". "Lo de Don Felipe y Doña Letizia", asegura, "no es más que un discurso edulcorado que no me atrae, porque es como si te comes siete kilos de milhojas, lo que me atraen son las cloacas".

Su pasión, asegura, es servirse de la literatura para bucear en aquello que no deja ver "la verdad oficial" que cuenta hoy la prensa, como "las mentiras de la corrupción en Marbella, los escándalos económicos o la Transición".

Para Madrid, la novela negra cumple, de alguna manera, la misión de denuncia que hoy no desempeña la prensa, porque está controlada "por grupos de presión que sólo quieren los medios para conquistar parcelas de poder".

El escritor dice que Toni Romano, ese "personaje honesto en un mundo deshonesto", envejece y cada día comprueba más que su escala de valores pertenece a un mundo "antiguo". Lo mismo le ocurre al barrio madrileño de Malasaña, escenario de sus novelas, del que Juan Madrid afirma que ya es no es el que era, y ahora está dominado por "boutiques" y "parejas del mismo sexo que pasean al perrito".

Juan Madrid se lamenta de que su obra, que se ha publicado en 14 países y 16 lenguas, sea más apreciada en el extranjero que en España, en cuyo país dice que ni siquiera le quieren hacer una serie de televisión dedicada a Toni Romano. "Me dicen que ofrece una visión comunista de la vida", señala.