"La gente de buena fe entiende que un asesor en ualquier ayuntamiento de pueblo cobra del erario público 300.000 pesetas. Yo, por pureza y pusilanismo, ni siquiera me daban sueldo. He salido más barato que cualquier asesor de Ayuntamiento", afirmó Juan Guerra a su entrada a la segunda sesión del juicio por el uso del despacho de la Delegación del Gobierno en Andalucía.

El testigo Francisco Medina, acompañante habitual de Antonio Guerra, otro hermano del inculpado, ha vinculado en su declaración a Juan Guerra con la presunta financiación irregular dl Partido Socialista, al asegurar que en 1988 pidió que le buscaran una constructora solvente no conocida a nivel nacional porque tenía que realizar tres concesiones "que son tres momios" -chollos-. Juan Guerra rechazó expresamente firmas como Agromán o Dragados.

Entre los proyectos que Juan Guerra gestionó en su despacho, según el testimonio de Medina, figuran la concesión directa de los cuarteles de La Maestranza, terrenos de Mercasevilla, el solar de la plaza de la Encarnación de Sevilla y una finc en Alcalá de Guadaira, también en la capital autonómica andaluza.

Según declaró Medina, una de las empresas llegó a ofrecer por escrito una gratificación de 500 millones de pesetas por conseguir la adjudicación. Aseguró además haber oído que Juan Guerra dijo: "esto está bien. Tanto para el partido y tanto para repartir a las personas que tenga que repartir".

Sin embargo, tanto el fiscal Alfredo Flórez como el presidente de la Sala tercera de lo Penal de la Audiencia sevillana, Agustín del Río, cestionaron la fiabilidad de este testimonio por las contradicciones en las que, a su juicio, incurrió el testigo.

Otro hermano del vicesecretario general del PSOE, Antonio Guerra, se dejó fotografiar en los pasillos de la Audiencia de Sevilla, aunque no compareció como testigo en la vista.

Antonio Guerra presentó un escrito acreditando su personalidad y solicitando al tribunal que le dispensara de la obligación de declarar por ser hermano del procesado.