El autor profundiza en la figura de Larra a través de trece relatos breves por los que desfilan diversos personajes íntimamente relacionados con él. El oportunismo de José Zorrilla (creador de Don Juan), la duda caprichosa de su amante Dolores de Armijo, la envidia desesperada e un escritor contemporáneo o las reflexiones de su zapatero, que le calzó también después de muerto, emergen desde lugares y ambientes pintorescos del Madrid novecentista.

Según declaró el autor en la presentación de la obra, España es un país con poca conciencia histórica, en el que son escasas las obras literarias o de investigación sobre nuestro pasado, y por ello, es frecuente que cometamos los mismos errores una y otra vez.

Por ello, reivindica en su libro la personalidad del rebelde Larra,en la que "coinciden las tensiones propias de una sociedad como la española de ese tiempo, que no es tan diferente, como suele creerse, de la de nuestros días".