Ese ritmo de crecimiento situará a España una décima por encima del conjunto de Europa, quedando por encima del 3 por cien previsto para Alemania y Francia, pero por debajo del 3,5 de Ialia y el 4 del Reino Unido.

Los expertos de la JP Morgan basan este optimista pronóstico en que la recuperación ya no está basada sólo en las exportaciones, sino que se apoyará también en el consumo interno y, sobre todo, en las invesiones en bienes de equipo, capítulo en el que prevé un espectacular incremento del 13 por cien para el año que viene.

La JP Morgan advierte, no obstante, que hay un claro peligro de reactivación de la inflación, al coincidir la subida del consumo con unos menores tios de interés y la elevación de un punto en el IVA a principios del 95.

Ese año, los precios crecerán, según sus previsiones, un 5 por ciento, en lugar del 3,5 por cien estimado por el Gobierno, y el paro sólo registrará una ligera disminución, situándose en el 23,5 por ciento de la población activa.

La JP Morgan cree que la mejora del ritmo de crecimiento proseguirá en 1996, ejercicio para el que prevé un aumento del PIB del 4 por ciento, pero también sostiene que para entonces volverá a surgir l problema recurrente de la balanza comercial.

En concreto, su estimación es que el déficit comercial se situará en 2.971.000 millones en 1995, para elevarse hasta 3.936.000 millones en el 96. Este último año, como consecuencia, el déficit de la balanza por cuenta corriente ascenderá a algo más de 1,5 billones de pesetas, equivalente a un 2 por ciento del PIB.

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Por lo que se refiere a la evolución de las cuentas públicas, la JP Morgan cree que el déficit público se situará en 4.49.000 millones de pesetas el año que viene (un 6,4 por cien del PIB), lo que supondrá un corrección de cuatro décimas en relación a este ejercicio.

A su juicio, eso no será suficiente para invertir la tendencia al alza de la deuda pública, que en el presente ejercicio será ya del 63,2 por ciento del PIB, superando en 3,2 puntos el límite máximo del Tratado de Maastricht. En 1995 ascenderá al 66,4 por ciento del PIB y en 1996 alcanzará el 68,1.

Aún así, el nivel de endeudamiento será sustancialmete inferior al del conjunto de los países europeos. Este es especialmente alto en países como Bélgica e Italia, donde alcanzará el 143 y el 116,4 por ciento, respectivamente.