Según los promotores de este kiosco, entre los que se encuentra la Obra Social Caja Madrid,esta actividad supone una inserción laboral real de personas que hasta ahora han estado desarrollando su capacidades en centros especiales de empleo.

Los cuatro empleados con discapacidad que atienden este negocio tiene entre 25 y 46 años, dos de ellos son discapacitados psíquicos, uno es discapacitado sensorial y el cuarto tiene discapacidad física.

Todos estos trabajadores se han formado en los Talleres Ocupacionales del Instituto de Psico-Pediatría, dando así respuesta a las necesidades de adultos con incapacidad intelectual.

La creación de estos talleres supuso, según sus promotores, un servicio importante para los usuarios y sus familias, pero también supuso la ocasión de conocer de forma directa y continuada las necesidades que presenta el adulto con discapacidad. Los beneficios económicos del Kiosco son destinados a la Asociación de Padres y Familiares de Minusválidos Psíquicos y Sensoriales.