EL JOVEN GRANADINO QUE QUEDO IMPOTENTE TRAS UN ACCIDENTE SERA INDEMNIZADO CON 62 MILLONES DE PESETAS

GRANADA
SERVIMEDIA

El titular del juzgado de instrucción 2 de Granada ha fijado en 62 millones de pesetas la indemnización que un motociclista tendr que pagar al joven granadino que solicitó 300 millones tras quedar impotente en un accidente de tráfico.

En el fallo de la sentencia, el magistrado declara a Miguel Angel A.F. autor de una falta de imprudencia simple y le condena a una multa de 50.000 pesetas, pago de las costas e indemnización en la cantidad mencionada de 62 millones.

Además, el ahora condenado deberá pagar también 13 millones y medio de pesetas a la esposa del joven accidentado, por las lesiones que ella sufrió en el siniestro

El día de los hechos Sebastián S.P. circulaba junto a su esposa, E.G.R., de 22 años, en un ciclomotor, cuando, tras un cruce una motocicleta que se incorporaba a la vía no hizo el obligado stop, y fue a colisionar con éste, sufriendo el demandante y su mujer lesiones con serias secuelas, entre ellas, la impotencia.

Las heridas sufridas por su esposa le supusieron la pérdida de cualidades olfativas y gustativas, además de un síndrome ansioso- depresivo descrito por los peritos que comparecieron e la vista oral, celebrada el pasado 18 de febrero.

Desde entonces el joven Sebastián también sufre limitaciones en el gusto y el olfato, además de cefaleas y vértigos. Por todas las secuelas de ambos miembros de la pareja, su abogado solicitó una indemnización de 150 millones de pesetas, más una cantidad similar por la impotencia sexual del marido.

Ahora el juez reconoce que el acusado se incorporó a la carretera comarcal de forma "negligente y descuidada", y fija la compensación económica que ése deberá abonar a los perjudicados.

El titular del juzgado 2 hace algunas matizaciones con respecto a la impotencia que padece Sebastián, indicando que "los avances de la técnica en la actualidad permiten la implantación de prótesis que hacen posible la realización del acto sexual".

El magistrado Manuel María de Benito estima que la reparación económica fijada no es alta, teniendo en cuenta la entidad de las secuelas, su carácter irreversible y las expectativas de posibles agravamientos.

Adeás, el juez se para en las consecuencias que todo ello supondrá a una persona tan joven, tanto en el plano del desarrollo de su personalidad como en su vida de pareja. En este sentido, en la sentencia se argumenta la cantidad establecida como indemnización para Esther G.R., contemplando junto a sus propias secuales las de su marido "siendo evidente -dice el texto legal- que las que él padece afectarán no sólo a aspectos tan fundamentales como las relaciones sexuales sino a todo el conjunto de su vida familar".

Sebastián, obrero agrícola y hasta la fecha del accidente estudiante de Filosofía -estudios que ha tenido que abandonar- tiene con su esposa 2 hijos de corta edad.

(SERVIMEDIA)
19 Abr 1993
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