UN JOVEN DE 31 AÑOS SE SUICIDA EN LA CARCEL DE "MADRID II" A LOS 5 DIAS DE INGRESAR, POR EL HURTO DE UN SOFA, OCURRIDO EN 1984
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Un interno de la prisión Madrid II, de alta seguridad y ubicad en la localidad alcalaína de Meco, se suicidó la pasada semana, ahorcándose en su celda, al quinto día de su ingreso penitenciario para cumplir una condena pendiente de 5 meses por un delito de hurto cometido en 1984.
El cadáver fue encontrado por los funcionarios de la cárcel madrileña cuando hacían el pasado jueves el recuento matutino. El "ahorcado", Francisco. M.B., tenía 31 años y había sido toxicómano.
Era natural de Madrid y tenía un largo historial delictivo, había ingresado anteriorment en prisión una 14 veces por robo con intimidación, aunque llevaba 5 años sin entrar.
Fuentes penitenciarias declararon a Servimedia que "parece ser que en la actualidad estaba más o menos reinsertado, y tenía una busca y captura por haber hurtado un sillón hace más de 8 años".
El "ahorcado", que sufrió en sus propias carnes los efectos de la toxicomanía y por ello le fue amputado un brazo, en los últimos tiempos llevaba una vida normal por lo que -añadieron los informantes- no es comprensible qu la justicia le meta en la cárcel por la "pasada mala vida, en vez de tener otra consideración con el fallecido como, por ejemplo, ponerle una multa o mandarle a un centro de rehabilitación".
Mientras unos sectores precisaron que el sucidio fue motivado por la depresión que le ocasionó volver a la cárcel tras 5 años de ausencias, fuentes de la dirección de "Madrid II" declararon a Servimedia que "el protocolo de suicidio, unos tests que se suelen realizar a todas las personas que ingresan, no dio posiivo en ningún aspecto".
El equipo médico de "Madrid II" que realiza estas pruebas de prevención de suicidios, si encuentra resultados positivos toman las medidas necesarias, dentro de lo posible, aseguraron..
Los responsables de la prisión no terminan de comprender las razones de Francisco M.B. para acabar con su vida. "No sabemos por qué lo hizo. En principio no pertenecía a ningún grupo de riesgo y además este joven tenía ya experiencia penitenciaria, había ingresado otras veces y la condena er corta".
El directivo portavoz de la cárcel madrileña recordó que, en algunas ocasiones, los jueces pueden supeditar una condena y hacerla cumplir en una granja terapéutica, "pero esa es una decisión totalmente judicial".
Por último señaló que el suicidio no es una práctica habitual en esa prisión que él recuerde, ya que sólo lleva tres meses en el cargo, y éste es el primer caso.
(SERVIMEDIA)
27 Jul 1992
SMO