Vallines, que llegó a la presidencia del PP cántabro en 1990 después de la primera ruptura del partido con Juan Hormaechea tras la marcha de Roberto Bedoya, señaló que a partir de ahora pretende ser "un referente" para los nuevos responsables de la formación. "Tengo una vocación de servicio algo cansada, lo que motiva el que no me presente a la reelección, pero no agotada", indicó.

E presidente del PP de Cantabria fue tajante al afirmar que se trata de una decisión personal y no una imposición de la dirección de su partido en Madrid, posibilidad ésta barajada por algunos miembros de la formación en los últimos días.

"No se trata de retirarme de la política", aseguró Vallines, "sino que después de tantos años, doce como diputado regional y cuatro en la presidencia del partido, creo que otras personas deben dirigir la formación".

José Luis Vallines no se pronunció sobre un posble candidato a sucederle en la presidencia del PP cántabro, si bien dijo que trabajará por la apertura, con la integración de nuevas personas a la dirección, y por la unidad del partido, "porque este tiene que ser un congreso para el futuro, no para resolver el presente".