Vicente Moya, condenado acuatro años, dos meses y un día de prisión por un robo en el interior de una vivienda, fue indultado el pasado viernes por el Consejo de Ministros, en cumplimiento de una pragmática perpetua concedida en 1759 por el rey Carlos III.

El monarca concedió este beneficio a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús El Rico y María Santísima del Amor, después de la evasión que protagonizaron los presos de la cárcel de Málaga, para procesionar la imagen de El Rico por las calles de la ciudad, en una Semana Santa susendida por una epidemia de peste.

Al acto de liberación del penado asistieron, entre otras personalidades, la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Jobardo; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Manuel Rodríguez López; el gobernador civil de Málaga, Francisco Rodríguez Caracuel, y el arzobispo de la diócesis, Fernando Sebastián Aguilar, entre otros.

El preso, con el rosto cubierto y con una túnica negra, firmó junto a las autoridades civiles presentessu acta de libertad, tras lo que las miles de personas que se concentraron ante el Gobierno Civil se arrodillaron para recibir la bendición de Jesús El Rico, al compás del himno nacional.

En ese momento, Vicente Moya recuperó la libertad, incorporándose al desfile procesional como penitente y situándose delante del trono del titular de la cofradía.

Según declaró el hermano mayor de esta hermandad, Manuel Sáenz de Tejada, "la mayoría de los presos que indulta El Rico no vuelven a delinquir". Esta arde, bajo los varales del trono del Cristo se encontraba uno de los indultados recientemente, condenado a una docena de años por el asesinato del amante de su mujer.