El doctor Castillo, que estaba de vacaciones cuando ocurrió el accidente, explicó que no recibió ningún informe por escito del fallo.

Ante esas declaraciones, el abogado de la acción popular, José Antonio Visus, denunció que el hospital funcionaba como el ejército de Pancho Villa, sin coordinación y con un total descontrol. En opinión de Visús, el doctor Castillo "ha hablado con una absoluta nobleza, ha respondido con verdad a todas las preguntas que se le han formulado".

La declaración del Sebastián Navarrete, médico adjunto y supervisor del acelerador, era una de las más esperadas. Navarrete es, además, marido e una de las acusadas, la jefa de Protección Radiológica, Araceli Hernández.

En su declaración se mostró tan nervioso que la jueza tuvo que parar las preguntas de los letrados para tranquilizarle. Según Navarrete, "la seguridad de la máquina es competencia exclusiva y única de General Electric".

El doctor Navarrete estaba de servicio el 5 de diciembre, fecha en la que se estropeó el acelerador. Ese día vio al técnco de General Electric, Mariano Conte, que brevemente le comentó que no sabía lo quele pasaba a la máquina y que la iba a reparar el día 7.

Navarrete puntualizó que no se lo comentó a su esposa porque no lo consideró importante y porque, además, ella se encontraba de vacaciones en el Pirineo y no volvía hasta el día 9 de ese mes.