Blanco, que ya se había pronunciado en este sentido durante la noche electoral, respondía de esta forma a la pregunta de si el PSOE estaría dispuesto a ceder la alcaldía de la capital cántabra al Partido Popular, a pesar de haber sido la fuerza más votada (10 concejales frente a os 6 del PP), a cambio del apoyo de los populares a un Gobierno regional presidido por los socialistas.

La irrupción en la escena política del partido creado en diciembre pasado por el ex presidente Hormaechea, Unión para el Progreso de Cantabria (UPCA), a costa de un fuerte descenso del PP (de 19 diputados en las autonómicas de 1987 a 6 en la actualidad), ha desatado las primeras especulaciones sobre un pacto PP-PSOE para alejar a Hormaechea del poder, del que ya fue apeado en diciembre por estos misos partidos mediante una moción de censura.

Juan Hormaechea, a quien las encuestas otorgaban sólo 11 ó 12 diputados en la Asamblea regional, ha obtenido finalmente 15 escaños y la misma noche electoral lanzó "guiños" al PP y al PSOE, a los que dijo que "no hay que tener temor a pactar".

Esta frase fue contestada esa misma noche, cuando el presidente del PP cántabro, José Luis Vallines, reiteró que no habría pactos con Hormaechea después de la ruptura entre su partido y el ex presidente regional, n diciembre pasado.

Por su parte, Jaime Blanco fue más allá, asegurando que si finalmente se producía un pacto PP-Hormaechea, sería "un fraude a los electores".

Blanco afirmó hoy, en referencia a un posible pacto con los conservadores: "Será el Comité Federal el que decida las posiciones y luego habrá un margen de maniobra, por decirlo de alguna manera, para que las distintas comunidades autónomas puedan llegar a acuerdos. Habrá que intentar buscar estabilidad en los gobiernos locales, provincials y autonómicos".