La coalición considera que "en cualquier democracia moderna" este sistema de fijar las prioridades de la defensa nacional ha quedado desterrado en favor de otro más "democrático" en el que la determinación de objetivos corre a cargo de los representantes de los ciudadanos y no del Ejecutivo. Un Gobierno que, además, "envuelve el proceso en un manto de secretismo que no debería existir".

Para canalizar su propuesta, Izquierda Uida presentará una próximamente una proposición no de ley que tratará de consensuar con el resto de los grupos de la Cámara.

La Directiva de Defensa Nacional es el documento que determina las prioridades de la defensa, en función del cual se elaboran los planeamientos estratégicos de los tres ejércitos. Su vigencia es cuatrienal.

Es el Gobierno el que aprueba este documento elaborado por el Ministerio de Defensa con el asesoramiento del Jefe de Estado Mayor de la Defensa y de los más altos mandosde las Fuerzas Armadas.

La actual Directiva fue aprobada por el Gobierno en enero del presente año. Mañana miércoles el ministro de Defensa, Eduardo Serra, informará al Parlamento sobre su contenido en la comisión correspondiente.

Este documento sirve para activar el nuevo ciclo de planemiento. A partir de él, Defensa aprueba la nueva Directiva de Defensa Militar y más tarde el Plan Estratégico Conjunto, en el que ya se desarrollan concretamente las misiones, estructura operativa y concepción estatégica de las Fuerzas Armadas.

Según las fuentes consultadas en IU estos documentos de carácter técnico no tienen que contrar con la previa aprobación del Parlamento, puesto que requieren una elaboración especializada que siempre deberá ajustarse a la linea política de la Directiva de Defensa Nacional.

En la Directiva que regirá hasta el año 2000, el Gobierno etablece como "lineas básicas de trabajo", la consolidación de la presencia de España en las organizaciones de seguridad internacionales, l aumento de la profesionalización del Ejército y el crecimiento de la implicación de la sociedad en la defensa de España.

Asimismo alerta sobre el auge del fundamentalismo en el norte de Africa y señala los posibles riesgos derivados de puntuales focos de inestabilidad y del estallido de conflictos regionales en Europa.