El juego, apto para ocho personas, consiste en hacer el papel de una prostituta inmigrante que se encuentra en Italia, sin dinero y esclavizada por un "contrato" que le obliga a pagar el 90% de su ganancia a los proxenetas.

En lugar de comprar pisos en los lugares más selectos de la ciudad imaginaria del "Monopoly", las prostitutas huyen de los chulos albaneses que las explotan o acaban en comisarías de policía y hospitales, mientras tratan de conservar la vida en todo ese proceso.

"Todo en el juego es cierto", asegura su inventora, Daniela Mannu, para quien el propósito es "dar a la gente una idea de a qué se enfrentan las prostitutas en este país".

El juego, que será vendido "online" por 50 euros, sale al mercad en un momento en que Italia ha visto cuadruplicarse el número de prostitutas desde 1991. Muchas de ellas son nigerianas, rusas, ucranianas y procedentes de países de los Balcanes.