En la nota, aclara los siguientes aspectos de su desplazamiento:

En primer lugar, dice, su acompañante en está visita estaba convenientemente acreditado como observador internacional por el Jurado Nacional Electoral de Perú. Por supuesto, afirma, todos los gastos de está persona corrieron por su propia cuenta. En este sentido, ninguna persona de la embajada ni del Gobierno español han mostrado ningún tipo de queja o malestar por el comportamiento de su acompañante.

"Es más, la invitación del mismo a la comida oficial de la embajada fue gestionada por ésta al tratarse de una costumbre protocolaria del cuerpo diplomático invitar también a las personas que acompañan a la delegación oficial", dice Navarro

Por otra parte, tampoco le consta ningún tipo de queja por parte del Gobierno peruano en la entrevista mantenida con la delegación española y a la que asistió en su calidad de observador internacional el acompañante mencionado.

Incluso la pregunta a la que se alude sobre un supuesto malestar del ejecutivo de Perú y que fué formulada al ministro de Exteriores se consultó previamente con el embajador español sin que se pusiera reparos a la misma. La cuestión planteada hacía alusión a la firma del tratado de libre comercio dos días después de celebradas las elecciones.

Finalmente, fue la propia embajada la que tras ser consultada no puso impedimento a que pudiera recoger al observador internacional que llegaba un día más tarde a Perú que la delegación española. "Se facilitó además la máxima colaboración cuando hacía escasos días que fue secuestrado en ese mismo país un empresario gallego".

Finalmente señala la inexistencia de cualquier tipo de queja oficial como así se ha acreditado ante el Gobierno español o de los componentes de la delegación española al presidente del Congreso de los Diputados.