Violencia política
Irene Montero señala que la “violencia política” que sufre busca diferenciar entre “buenas mujeres” y “malas mujeres”
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La ministra de Igualdad, Irene Montero, destacó este sábado que la “violencia política” que está sufriendo en los últimos días forma parte de una estrategia pergeñada por los reaccionarios, que, movidos por el “machismo”, buscan dividir a las mujeres entre “buenas” y “malas”, con el objetivo de “disciplinar” a las primeras y de proscribir de las instituciones a las segundas.
Lo dijo durante su participación en el acto ‘Con todas, por todas’, que Podemos celebró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, un evento que se convirtió en un ejercicio de apoyo y solidaridad a su persona después de que fuera insultada en el Congreso por la diputada de Vox Carla Toscano, quien la llamó “libertadora de violadores” y considerara que su único mérito es haber “estudiado a fondo” a Pablo Iglesias.
En su intervención, Irene Montero comentó que “lo más hermoso de todo lo que estamos viviendo estos días, que ojalá no lo hubiéramos vivido, es que somos muchas más quienes defendemos el feminismo, la democracia y los derechos humanos. Gracias por estar ahí y por poner el cuerpo”.
Tras hacer subir al escenario a su equipo en el Ministerio de Igualdad y fundirse con sus integrantes en un abrazo, agradeció a quienes “han puesto el cuerpo para defender la libertad sexual y la ‘Ley del sólo sí es sí’ cuando todo el mundo quería que dudáramos de nosotras mismas. Esas voces han sido muy valientes y merecen todo nuestro reconocimiento”.
Por ello, atestiguó que “esas alianzas feministas son la herramienta más poderosa que tenemos para conquistar nuestros derechos y para defendernos las unas a las otras”; sin embargo, llamó a “no ser ingenuos”, puesto que “defender derechos tiene un precio que nos hacen pagar los reaccionarios, nuestros adversarios”.
Irene Montero puso de manifiesto que “el feminismo es lo mejor que tiene este país”, ya que es “la fuerza transformadora más importante que existe para defender y ensanchar la democracia y construir vidas dignas”; es “un acto de profundo amor y de poder para garantizar que todo el mundo tiene vidas dignas de ser vidas”.
Esa esencia, según la titular de Igualdad, es lo que provoca que tenga “profundos adversarios” que ejercen la “violencia política” en una clara estrategia que busca “frenar los avances en derecho que el movimiento feminista está asentando en nuestra cultura, en nuestra sociedad y también, por suerte, en nuestras leyes”.
“VIOLENCIA POLÍTICA”
A su juicio, “la violencia política no es un insulto, ni es una bronca en el Congreso; es una estrategia que elige nuestro adversario para intentar destruir personalmente a las compañeras que temporalmente están al frente y para disciplinar a las demás”. “No es una bronca, es una estrategia para frenar avances democráticos”, resumió.
Tampoco es “un comentario malsonante sobre el aspecto físico y las capacidades, no es una crítica fuerte”, sino que es un movimiento de fondo que busca “avergonzar nuestra lucha, la lucha feminista”, como quedó acreditado esta semana en la Cámara Baja cuando después de ser insultada por la supradicha diputada de Vox, los diputados del PP le vinieron a decir que “quien siembra vientos, recoge tempestades”. “Eso también es violencia política”, acusó.
Del mismo modo, indicó que la “violencia política” forma parte de un plan que obliga a las mujeres a que “siempre tengamos que demostrar que somos perfectas”, a negarles el derecho al error o a la duda cuando ocupan posiciones de responsabilidad. “Y, si no lo somo, no tenemos derecho a ocupar esos espacios de poder”, concluyó.
Irene Montero propugnó que la “violencia política” forma parte de una estrategia para “situarnos a la defensiva, para recordarnos que siempre debemos ser buenas mujeres, para recordarnos que hay una diferencia entre las buenas mujeres y quienes somos malas mujeres”.
A su vez, llamó a “tomar conciencia del momento en el que estamos”, ya que los comportamientos que tienen lugar en el Congreso pueden tener su reflejo en “los centros de trabajo, en los bares, en los colegios, en las cenas familiares”. “Si tus iguales te dicen esas cosas en el Parlamento, ¿por qué no a la loca feminista del trabajo, con la que comparto mesa en el restaurante o con la pesada de prima con la que como mañana domingo?”, dejó caer.
La ministra de Igualdad comentó que la “violencia política” pretende “frenar los avances del movimiento, de los derechos”, por lo que auguró que “no soy la primera, ni desgraciadamente seré la última” en sufrirla, como ya le ocurrió en su momento a la exvicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega o a la exministra de Igualdad Bibiana Aído.
“El problema es que la violencia política no va a parar, seguramente va a ir a más, y por eso toca prepararse”, advirtió, puesto que constituye “una decisión política de los adversarios del feminismo y de la democracia y de la justicia social. No va a parar porque saben que las feministas somos más y vamos ganando”.
Por último, conminó al gobierno de coalición a “acabar la legislatura a la altura del movimiento feminista, con una ‘Ley del sólo sí es sí’ “correctamente aplicada y sólida para acabar con la impunidad de los agresores sexuales”; con una ‘Ley trans’ “sin un sólo recorte en derechos”; y con una nueva ley del aborto que permita “reconocer la salud menstrual”, los anticonceptivos de última generación y la “educación sexual obligatoria”.
(SERVIMEDIA)
26 Nov 2022
MST/man