El editorial, titulado "Prepotencia", indica que el Gobierno de EEUU se comporta de una manera que parece decir: "estamos por encima del bien y del mal y hacemos lo que nos parece, porque somos los únicos dueños del mundo".

El texto explica que, "en e caso iraquí no se trata únicamente de un acto de chulería, sino de una operación geoestratégica que garantiza un colchón pro-occidental entre Siria e Irán, países a los que ya se ha amenazado por su supuesta connivencia con palestinos y organizaciones extremistas".

En este sentido, añade el editorial, "con la presencia americana en Bagdad y Kabul, dando por descontado el apoyo de Turquía e Israel, y la tibieza bélica de Jordania y Egipto, se neutraliza el polvorín del próximo y medio Oriente. Hay queadelantarse a la posibilidad de que Arabia Saudita, los emiratos o Pakistán sufran giros radicales en su política exterior. El coloso occidental tiene ahora puntos de apoyo suficientes como para no temer".

Esta revista familiar cristiana, que es el órgano del Apostolado de la Oración, dirigido por la Compañía de Jesús, señala que, "con la excusa de la reconstrucción nacional se prolonga la estancia de ejércitos extranjeros con o sin mandato expreso de la ONU, se multiplican los actos de sabotaje y guerilla contra los ocupantes, crece el malestar de la población civil y aumenta entre los musulmanes la sensación de ser tratados de manera injusta y arbitraria por los occidentales cristianos".

Al condenar la política norteamericana en Oriente Próximo, la publicación se refiere a la "creciente impunidad con que actúa el estado de Israel en la región", al afirmar que "todo el mundo condena los atentados suicidas de los palestinos (nosotros también), pero callamos ante los asesinatos selectivos, perpetraos a diario por el ejército judío, contra presuntos activistas, cuya condición de criminales Israel nunca prueba ni demuestra ante nadie".

El texto agrega que "la presunción de culpabilidad sustituye a la de inocencia. Y, de paso, se mata a un grupo de personas que pasaban por allí... El ataque, cerca de Damasco, de un enclave palestino en Siria (sea o no campo de entrenamiento) demuestra igualmente que Israel, como ya ha anunciado, no respeta ninguna ley si cree que su seguridad está amenazada".

El editorial concluye con la siguiente reflexión: "La violencia engendra violencia y la soberbia, rechazo y enemistad. No se construye un nuevo orden mundial a base de cañonazos y mentiras, al margen de las leyes internacionales".

"Empieza a asustar un mundo así, en el que el más poderoso dicta las normas y no se somete a ninguna autoridad externa. El creciente desprecio o ninguneo de las instituciones supranacionales y hasta del derecho internacional (incluyendo los tribunales de justicia que se han reado a su amparo) es un paso atrás en el deseo de encontrar caminos de diálogo y paz para resolver los conflictos y conciliar intereses a veces enfrentados. Por el camino de la guerra, nunca se llega a la paz. Entiéndase, a una paz justa y duradera. La perspectiva de un mundo así, en manos de semejantes dueños, no alienta ciertamente la esperanza".